jueves, 8 de septiembre de 2011

La Importancia del Discurso como creador de una escuela

Desde las lejanas tierras de Córdoba nos envió una nota de fútbol y de educación nuestro amigo Hernán Nikolaus...

La importancia del discurso como creador de una escuela
El discurso no es una palabra vacía, para que el discurso se convierta en tal debe llegar a quienes va dirigido, he aquí algo que no podemos obviar.
El pasado sábado observábamos con mi amigo Kiko, cerveza de por medio, una muestra de un discurso que al tener eco en quienes deben interpretarlo, con el transcurrir de los años, se ha convertido en escuela.
El partido Holanda 11 San Marino 0 volvió a mostrar a la escuela holandesa de futbol. La débil resistencia de la selección que termino sufriendo la goleada (mientras veía el partido no pude dejar de imaginar que si Holanda hubiera tenido enfrente al equipo de psicología que tuve el honor de integrar hace algunos años atrás seguramente no hubiéramos permitido que nos lleguen a 10 goles, seguramente por un exceso de pierna fuerte de nuestro lado, que hubiera hecho que dicho cotejo se termine antes por la cantidad de expulsados que hubiéramos sufrido), la casi nula resistencia que el seleccionado naranja encontró, nos permitió ver en toda su pureza cual es la idea de futbol que desde los 70 practican, con mucha rotación, pases profundos, ataques que ensanchan la cancha y gran técnica en todos sus jugadores.
Una escuela que nace con Cruyff como máximo abanderado dentro de la cancha, la conocida “naranja mecánica” poseedora de lo que se conocía como “futbol total”, que cuenta con una jugada de una belleza lirica cargada de libertad, como fue aquella en la final con Alemania (otra escuela, que finalmente consigue vencer a la gran naranja, a base de disputar cada pelota como si fuera la última y una mentalidad a prueba de toda vicisitud adversa), en la que saca del medio Holanda y sin que Alemania pueda tocar la pelota, los jugadores tulipaneros rotaban con tal precisión y orden que en un momento es Cruyff quien aparece como último hombre, con la pelota en su poder, con defensores que ya ocupaban espacios de wines, y termina en un penal y gol que es una muestra de lo que aquellos muchachos intentaban hacer.
En estos tiempos somos testigos de otra escuela, mucho más reciente, la española, que tiene como creador al mismo Cruyf, que desde el banco del Barcelona comenzó con esta idea y que ahora vemos como su continuidad consigue un futbol alucinante tanto en la selección (antes conocida como la furia) como en el equipo catalán. Y en estilo para nada similar vimos como el maestro Tabares encausa a la escuela Celeste tras varias décadas a la deriva.
También podemos mencionar a Brasil, o a Italia, que con su catenaccio (candado, creado si mal no recuerdo por un técnico suizo) que puede gustar o no, es una escuela y ellos también de esa forma saben a qué juegan.
En el futbol local Lanús, Vélez, Estudiantes, Godoy Cruz, dan muestra de una escuela, alguna con más años, otras más recientes. Incluso el Boca que comienza con Bianchi y continúa con Basile, que si bien tenían sus diferencias, ambos respetaban una línea de 4 con marcadores de punta
lanzados al ataque y que La Volpe con una caradures impresionante se encargo de romper perdiendo un campeonato que sin técnico se hubiera ganado sin dudas.
En nuestra zona Sur, a la que solo veo de tanto en tanto, cuando mis viajes me lo permiten, San Martin también mostro ser una escuela.
Quiero detenerme en nuestra selección, en la cual pasamos de un técnico como Batista que trataba de jugar como el Barca, a otro del que lo poco que hemos visto es un Estudiantes de mucho orden y con gran capacidad para la pelota parada, y cuando a Sabella le vaya mal quien sabe quien vendrá con no se qué estilo.
Argentina no ha logrado armar una escuela, lo había logrado con Menotti para luego pasar a la antítesis Bilardiana, y así andamos, a la deriva, con un nefasto ser al mando, como es el dictador Grondona, viendo como se dilapidan camadas de buenos jugadores sin saber a que jugamos.
Una escuela se arma desde las inferiores, usando un esquema similar por largo tiempo, de esa forma un pibe que debuta ya sabe a qué juega su equipo, y cuál es su función dentro del campo.
En mi humilde entender, un club o selección debe apuntar a lograr una escuela, debe buscar un discurso que sea el más interpretable para la escencia e idiosincrasia de sus jugadores (en nuestro caso los pibes del potrero), sin perder eso que nos hace únicos en nuestro estilo, ni mejores ni peores, únicos… de eso se tratar hacer escuela.
De no ser así estaremos recordando mundial tras mundial al más grande (espero no sea esto interpretado como una minimización de aquel gran campeón del 86, integrado por grandes y jugadores y verdaderos hombres, tal como lo demostraron en aquel mundial), ese que se hacía cargo de cualquier equipo, y que con su sola presencia dentro de la cancha ya le daba al equipo que sea la entidad de un equipo serio. Eso solo lo hace un genio, todo lo demás se logra creando y respetando una escuela.

Por Hernán Nikolaus

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