Por Hernán Nikolaus *
Viajar hace que una parte de mi espíritu que permanece dormido, oculto, se despierte.
Aquel verano llegue no recuerdo en que a Santa Rosa, si recuerdo estar en una estación de servicios, en la circunvalación de la ciudad, y ver como una chica acariciaba un perro gris que había sido atropellado. Sus vísceras estaban visibles.
Cuando decidimos llamar a los veterinarios el perro aun vivía, sufría… era un típico mediodía de verano y el sol nos quemaba a los tres… llego el veterinario, dio una inyección letal al perro y se ofreció a acercarme a la terminal.
EL SONIDO
La palabra Tilcara hizo que deje de lado mi anterior plan de ir al valle de la luna.
Luego de 26 horas de viaje, cercano a la medianoche, llegue a Tilcara.
Tenía que hacer tiempo hasta las 7 hs que habría el camping.
Entre a una bailanta y allí aguarde el día.
Cuando comencé a ver el sol los matices de las montañas me sorprendieron, eran mágicos nubarrones de colores enraizados a la tierra…
Al principio lo atribuí a unas chichas que gentilmente un grupo de cuyanos me había convidado, luego aquello se hizo muy patente, las montañas eran de colores…
María Paz contemplaba conmigo aquel amanecer, fue el primer y último amanecer que vimos juntos…
EL ÚLTIMO AMANECER
Mi destino final seria Bolivia, aunque nunca llegue…
Las montañas me atraparon con sus colores, no podía abandonarlas, nunca pude hacerlo desde aquel día.
Divagan en mi mente cual vagabundos dioses psicodélicos.
Me quede allí un mes.
Luego de llegar a los 4000 metros por camino sinuoso y de una sola mano (el chofer del colectivo comentaba a su compañero que tenía una fuerte resaca, mientras tocaba una gran bocina en cada curva, avisando su paso a algún supuesto infortunado que se topara con nosotros), comenzamos un brusco descenso hacia Iruya.
En un momento el chofer toca la bocina desenfrenadamente y saludaba a una pequeña figura que a pesar de la distancia dejaba ver su gesto de tocar una guitarra de modo muy rockero.
El espíritu cambia con los viajes, se recupera cierta sensibilidad vagando por caminos por los que nunca antes hemos vagado…
Aquel joven vestido con sus típicos atuendos, en medio del silencio en la soledad de la montaña… tocando como Hendrix…
Aun recuerdo la fría lagrima que recorrió mi mejilla…
RÍO ARRIBA
Iruya está rodeada de dos ríos e inmensas montañas, el lugar más extrañamente mágico que he conocido, de una belleza salvaje y sin tiempo… me sentí encerrado en ese lugar, muy distinto a las pampas con las que crecí… años después con mi amigo santi analizamos la situación y el hizo un comentario acerca de la visión que teníamos quienes en las llanuras vivimos.
Podemos verlo todo, eso produce una crónica visión melancólica, en cambio, quien vive en las montañas atesora aun la ilusión de que detrás de ellas exista algo… según me comento en una de nuestras tantas charlas cargadas de lucidez, como él suele llamarle irónicamente.
En Iruya solía juntarme por las tardes a tomar té con José, hijo del médico del pueblo.
El médico hacia un largo recorrido por las montañas para visitar a sus pacientes, lo hacía en un caballo saino un tanto liviano…
LA LIGA DE FÚTBOL LOCAL
José en una de esas charlas me conto sobre la liga de futbol de aquel lugar…
Participan cuatro pueblos, san Isidro, iruya, y dos pueblitos más cuyos nombres no recuerdo en este momento.
Iruya era el único pueblo que tenia la cancha nivelada, esta se ubica en el único lugar plano de aquellas tierras con bruscas elevaciones… las demás canchas tenían pronunciados desniveles, incluso mi amigo me conto que una de las otras canchas tenía una caída de 45 grados que hacía que cada equipo sea amplio dominador en el tiempo que el arco de enfrente quedaba allí abajo…
Los jugadores llegaban de los pueblos vecinos por la tarde del sábado. Lo hacían de diversas formas, algunos en tractores, otros en burro y algunos caminando.
El equipo local ofrecía una cena regada con vino y hospedaje.
El partido se jugaba el día domingo.
Llamaba la atención la cantidad de piedras filosas que tenían las canchas, algunas sueltas, la mayoría fijas, saliendo de la tierra como si esta mostrara su esqueleto…
Los arqueros usaban como coderas y rodilleras botellas de plástico cortadas verticalmente, a la que adherían a sus cuerpos con elásticos…
Deje aquel lugar días después y emprendí mi regreso, así se juega al futbol en aquella región lejana y mágica… donde la altura ahoga pulmones y la pelota no dobla…
ETERNO RETORNO
Cuando llegue a Santa Rosa, con mucho hambre y sin un peso, pase por la estación de servicios que daba a la circunvalación de la ciudad, la chica no estaba, nada quedaba del perro.
Horas después llegue a Guatrache, mis padres me recibieron en una siesta de mucho calor, llevaba ya varios días viviendo en la carpa.
Las paredes me provocaron rara impresión…
Hoy caminaba por mi nuevo barrio recién comenzada la siesta, y escuche el triste ruido de un auto chocando un perro.
Este conto con mayor suerte que aquel efímero amigo de caminos al que acaricie hasta que la letal inyección puso fin a su terrible sufrimiento… este solo rengueo una par de metros y luego corrió asustado.
Esto trajo a mi mente recuerdos de aquel viaje.
Y de un gol de rabona, por un enganche que se andaba haciendo el rengo para perder la marca.
Y de un arquero que por tercera vez cambiaba sus rodilleras de plástico por estar ya totalmente rotas.
El futbol allí, en las mágicas tierras de montañas de colores y ríos de chocolate…
* Hernán es Guatrachense, amigo, poeta e hincha de Pampero y de Boca Juniors.
hernan nikolaus es hincha de belgrano
ResponderEliminarno se de quien es hincha realmente, lo que sí se que si se acercó a ver como estaba el perro con toda su sensibilidad en Santa Rosa es porque se quería levantar a la minita
ResponderEliminartal cual seria menor de 22 años, sino no se acerca ni de casualidad, pero bue tubo mejor suerte que el perro. Y en el cuento falto contar algun detalle por que se fue con el veterinario y no con la minita (seria la novia de un patovica o un traba)
ResponderEliminarel veterinario tendria algo para compartir en la maleta. la minita traba no era sino daba para una cerveza en algún bar de mala muerte. capaz le quiso presentar a la familia y el loco tomó otro auto
ResponderEliminarme parece que los comentarios de la nota se estan alejando de la escencia de la misma, que es como el futbol se torna pasion en cualquier territorio del pais, en cuanto al nikolaus ese no pienso opinar, yo no gasto polvora en chimangos
ResponderEliminar... jajaja muy bueno el segundo comentario.. y el tercero y el cuarto!!! la nota? esta bien.
ResponderEliminar